Hoy en día, cada vez son más los hogares que adoptan a mascotas exóticas. Por eso, debemos tener cuidado de las enfermedades que pueden sufrir para prevenirlas a tiempo. Tenemos que proteger a nuestra mascota y evitar al máximo el riesgo de contagio de parásitos internos y externos.
Por muy obvio que pueda parecer, los reptiles no son mascotas como tal podríamos entenderlo. Tenerlos en casa supone una preocupación especial, en cuanto a que los cuidados van más allá de sacarlos a pasear, mostrarlos a nuestros familiares y amigos o, incluso, presumir de ellos. Quizá porque la mayoría de la gente se asusta fácilmente en su presencia o quizá porque los animales exóticos se adaptan con dificultad a la vida en ciudad. Nunca debemos olvidar que su mantenimiento puede llegar a ser extremadamente estresante tanto para ellos como para nosotros.
Al igual que los demás animales que podemos considerar “de compañía”, es preciso también señalar que las distintas especies de reptiles habitan en los más variados ecosistemas del mundo y que, por ello, tienen necesidades distintas para su atención. Resulta obvio sobre todo cuando procedemos a su clasificación, que las divide en varias categorías:
– Ofidios (serpientes)
– Anfibios
– Cocodrilos,
– Quelonios (tortugas)
– Saurios (lagartos)
Les recomendamos seguir algunas reglas básicas para el cuidado de un reptil.
1) La primera y más importante es, sin duda, proveerse de la mayor información posible para asegurar el mantenimiento adecuado en un ecosistema que, por supuesto, no es el suyo. De este modo, no sólo debemos conocer detalles tan importantes como aquello de lo que se alimenta o cuál es el tamaño máximo que nuestra especie puede llegar a adquirir, sino también todas y cada una de las condiciones medioambientales para que pueda desarrollar su vida en cautiverio.
2) Así pues, el mantenimiento adecuado de su terrario es igual de importante que el que podemos llevar a cabo con el animal en sí. Para ello, debemos procurar replicar todas aquellas condiciones de humedad, temperatura y luz de las que éste último podría gozar en libertad. Del mismo modo, cobra vital importancia la supervisión de sus procesos dietéticos (a veces, radicalmente distintos entre ciertas especies similares) y, ante todo, prever también la posibilidad de que, en ciertas ocasiones del año, su alimento principal pueda escasear como ocurre en las temporadas de hibernación.
3) Finalmente, se recomienda también buscar consejo de alguien con experiencia previa en el proceso (ya sea, un conocido o el propio vendedor de la tienda) y, cuanto menos, mantener siempre un contacto regular con el veterinario. En el caso de los reptiles, su constante actividad es siempre síntoma de buena salud, y un animal despierto, alerta y huidizo será siempre un animal sano. Asimismo, el brillo de su piel o la voracidad con que ingiere los alimentos son otros indicadores sobre el estado de nuestro amigo de apariencia más peligrosa, pero no por ello menos delicado.
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